10 preguntas para NO hacer a un arqueólogo

Mirando por mis blogs favoritos, me ha encantado el post que ha puesto Arqueòleg Glamurós en su blog. Es sin duda un resumen de preguntas que recomiendo a más de uno que lea detenidamente, dado que se tiene una idea bastante equivocada de lo que es excavar. El artículo está en catalán, asi que lo traduciré textualmente a castellano para que todos lo podais leer:

«Como ya estoy harto de que siempre me hagan las mismas preguntas impertinentes cada vez que hablo con alguien profano en la arqueología, me he decidido a responder de una vez por todas esas dudas más recurrentes, esperando que de esta manera todo el mundo tenga una idea más realista y menos romántica de lo que es excavar yacimientos hoy en dia en Cataluña.

1.- Tu trabajo debe ser muy descansado ¿no? Siempre con el pincelito…

-> El pincel prácticamente no se utiliza en arqueología, más allá de limpiar restos óseos humanos o piezas singulares. Nuestras herramientas más habituales son las máquinas excavadoras, los picos y las palas, que ya os digo ahora que de descansado no tienen nada, sino ¡preguntarle a las vértebras lumbares que me quedan!

2.- ¿Has encontrado algún tesoro?

-> Típica y tópica preguntita impertinente que en cada yacimiento nos vemos obligados a responder un centenar de veces. La arqueología profesional es una ciencia que busca información, no tesoros. Lo más valioso que podríamos encontrar seria un vertedero de escombros, lleno de objetos y restos de consumo. El prestigio personal lo podemos llegar a tener publicando gratis las conclusiones de nuestro trabajo en memorias o artículos que nunca leerá nadie.

3.- Pero ¿no conocemos ya todo el pasado? ¿Es necesario excavarlo todo?

-> Los restos arqueológicos, por ínfimos que sean, son parte del Patrimonio Cultural que hemos heredado de las generaciones que nos han precedido y, por tanto, estamos obligados a conservarlos para la posteridad. Cada resto material del pasado sirve para conocer nuevos datos sobre las relaciones sociales y económicas de una calle, un pueblo, una sociedad y, por tanto, de la Cultura Humana. La única forma objetiva de reconstruir la historia, especialmente de las cronologías de las que no tenemos documentos o que son muy escasos, es a partir del análisis global de todos estos datos.

4.-¿Qué hacéis con los huesos y la cerámica que encontráis? ¿Lo vendéis? ¿Os lo lleváis a casa?

-> Todo el material arqueológico (que tenga más de 100 años) pertenece en exclusiva al Estado, no se puede comprar ni vender; el tráfico de antigüedades es un delito penal. Cada fragmento que encontramos es limpiado, siglado, inventariado, dibujado, fotografiado y colocado en el museo de historia local más cercano. Aun así, alguna vez nos tenemos que llevar trabajo a casa… ¡yo ahora mismo tengo un esqueleto humano en un armario!

5.- ¿Has excavado alguna vez un dinosaurio?

-> No, ya que eso no es trabajo de un arqueólogo, sino de un paleontólogo. Nosotros estudiamos el paso del hombre por la tierra y los primeros homínidos que surgieron miles de años después de la muerte del último gran dinosaurio. El trabajo de los arqueólogos y los paleontólogos puede solaparse en yacimientos del Paleolítico inferior donde aparecen grandes restos de fauna, aunque un arqueozoologo (yo) siempre observará los trazos de carnicería y cocción sobre los huesos, mientras que nuestros colegas tan solo se fijan en las características morfológicas del animal.

6.- ¿Pero aún quedan yacimientos por excavar en Cataluña?

-> ¡Por supuesto! Tenéis que pensar que tan solo en el casco antiguo de Barcelona se han hecho 2.500 intervenciones arqueológicas (3 dirigidas por mi). De hecho, la Generalitat solo da permiso para excavar aquellos yacimientos que estén afectados por una obra (el 96%) o bien que se estén llevando a cabo proyectos de investigación a largo plazo.

7.- Tú debes ser funcionario y debes cobrar mucho, ¿no?

-> La arqueología en Cataluña es absolutamente privada y depende de empresas que operan bajo el control técnico y administrativo de la Generalitat y de los Museos de Historia locales. Mi primer sueldo, ya licenciado y cursando un doctorado, fue de 711 euros en pleno boom urbanístico. Desde la aprobación del convenio de nuestro sector estamos un poquito mejor, pero a años luz del salario de un camionero o un obrero analfabeto. Si me diesen un euro cada vez que he estado tentado de dejar mi profesión ahora seria millonario.

8.- ¿Cómo sabéis donde hay yacimientos?

-> Cada ayuntamiento tiene, o debería tener si es competente, una carta arqueológica delimitando zonas de expectativa dentro de las cuales teóricamente se debería realizar un exhaustivo control de todos los rebajamientos de tierra que se realicen y esta excavación la tiene que pagar íntegramente el promotor de la obra, sea público o privado. En la práctica eso depende exclusivamente del interés que tengan los museos locales y el arqueólogo territorial de la zona.

9.- ¿Los promotores de las obras os intentan presionar para que hagáis la vista gorda?

-> Curiosamente ¡siempre optan por amenazarnos y nunca por el soborno! En el 80% de los casos suele haber discusiones graves en cada reunión de obra, ya que para cada constructor sensible en la historia hay mil que serian capaces de llevarse Atapuerca con una excavadora ¡con tal de poder edificar pisos encima! Eso se suele traducir en una fuente inagotable de conflictos y tensiones laborales; aquellos arqueólogos o empresas que excaven peor, más rápido y exploten a los trabajadores competiendo a lo bajo en salarios y condiciones siempre tienen trabajo.

10.- ¿Te gusta tu trabajo?

-> Mmmm… Como diría Fangoria “Ni contigo ni sin ti”. La verdad es que me encanta excavar y el proceso científico que conlleva, pero daría lo que fuese por poderlo hacer lejos de promotores urbanísticos, técnicos de seguridad, regulaciones de plantilla constantes, prisas, envidias, intrigas y tensiones a las que, por muchos años que pasen, nunca me acabaré de inmunizar.

Artículo traducido de Reflexions d’un arqueòleg glamurós.